viernes, 31 de julio de 2009

VIAJE



INSTINTO

El lo sigue, ya a esta altura, no sabe por que;

Será el instinto?

Es una persona conocida, y todos ellos van detrás de ese carro, y el hombre,

que ya no lo mira, salvo cuando siente ese presentimiento de soledad.

No hay temporal que borre su huella, él siempre esta, distante pero cerca.

Busca una mirada que lo haga sentirse que él existe, y no lo va a dejar

que le pase nada. Desaparece, es solo un instante perpetuo que lo

tiene arraigado a él, aunque le de igual su indiferencia.

Lo sigue, y parece que no hay más remedio.

Todos lo miran, y no entienden su fidelidad con ese hombre,

invisible, taciturno;

que siempre sigue adelante, perdiendo el alma y su dignidad en cada esquina.

Atrás, siempre detrás de él, se lleva todo, a penas le deja algún resto de olvido.

Ya no hay futuro para su ser, aunque a veces lo nombren;

Esa es su única misión en este universo,

y esperar el alivio de un mano comprensiva que lo acaricie,

esa es la finalidad de su existir cotidiano;

y esperar el remanso que yace en una esquina de la vida.

II

REVANCHA

El domingo o algún fin de semana, dicen que siempre se tiene revancha.

Solo son batallas que se pierden. se dejo todo en la cancha, y

nadie podrá decir lo contrario.

El corazón muere por gritar la victoria; la tuya y mía.

Que sudorosos nos abrasemos por estar juntos en este partido;

Y el próximo quien te dice que seamos figura nuevamente.

Todo lo hacemos por sentimiento a esta divisa,

que nos ha conocido en el momento oportuno, donde las derrotas

ya se tornaban insostenibles, perdiéndonos en la desesperanzas

de las caídas del alma, alentando un triste final.

Pero estabas allí como nunca, volando por los límites del campo,

emocionándome, creyendo que ahora si depende de los dos;

Un equipo con mentalidad ganadora, y que el amor,

ya no podrá gambetearnos más.

Solo vos y yo contra el universo esquivo,

que siempre se regodeo de nuestras perdidas.

Se que faltan minutos, jugadas insospechadas del destino;

Pero por el cielo azul, y esta fe tan blanca; has caído asía mi,

para darme tú profundo corazón y que con emoción griten:

Gloria! Gloria! Gloria!